HISTORIA DE LA AEROGRAFÍA


Compilada por José Luis Parada Caballero
Director y Fundador
Action Art Europe
Escuela de Aerografía
Barcelona, España


1989-1992
Un mundo que vuelve a dividirse


Luego de la caída del comunismo en Europa, en Rusia y Alemania en 1990 respectivamente, y los resultados económicos energéticos de la primera guerra en Del Golfo, entre U.S.A e Irak en 1991. Se abría la cortina de hierro a un nuevo teatro de operaciones mundial. El mundo se movía hacia tres focos de importancia que venían creciendo, lenta pero significativamente, y que marcarían el eje de los mercados por los próximos 18 años: La Globalización, la última esperanza.
La guerra de los Balcanes, el resurgimiento del desgastado y primitivo sistema comunista en Suramérica, y la trascendencia del Cercano Oriente, que venía contenido y reprimido durante décadas, ahora con la descomunal burbuja inmobiliaria, que se expandía por el mundo occidental como la gripe, permitió que la paupérrima mano de obra de origen musulmán, comenzaran a convivir con un mundo occidental en cuestión de meses. La cultura islámica, temida y ajena al estilo de vida occidental  desde el siglo XVIII, como la china, la del norte del África y la de los países del sur de Sudamérica, eran ahora la mano que comenzaría a mecer la cuna el mundo occidental. La industria de la construcción y la industria automotriz, moverían incuantificables masas de dinero por todo el planeta. Este acaparador panorama ponía un titular en primera plana, un sueño codiciado por el sistema capitalista, la promesa de un acomodado Nuevo Orden Mundial.  Por lo menos, una parte de ese plan: El Boom inmobiliario, parecía la fuente inagotable de riqueza y bienestar. Por lo menos así se movían las cosas.



Una hecatombe gráfica acaba de sucederse, la aerografía recibía un golpe de muerte; El mundo de la publicidad la despedía sin contemplaciones, de su exuberante y efímero mundo hacedor de riquezas.
De manera inmisericorde, todos los compresores se apagaron y aerógrafos dejaron de soplar. La era de artes digitales llegó para quedarse. Los programas de manipulación de la imagen por computadoras, los sistemas de impresión láser, tecnificaron el mundo de los impresos. Los artes finales jamás volverían a hacerse a mano, los costos de producción digital llegaron a dónde todas las agencias de publicidad querían: ¡CERO!
Todo, absolutamente todo se comenzó a diseñar de manera virtual, y entre más ediciones se imprimieran, mas baratas deberían ser las copias, el láser, el porter y las impresoras harían lo demás. Para 1990 un aerógrafo no era más que una cosa rara que nadie usaba. La publicidad desechó la aerografía, y esta se quedó huérfana otra vez.


En vista de esta espantosa situación, el mercado aerográfico sintió las secuelas de este violento cambio de rumbo, se podría decir que la aerografía sufrió una verdadera crisis, que casi la hace desaparecer de la faz de la tierra. La venta de aerógrafos decayó abrumadoramente. La gente ya no se sentía atraída por aquel artefacto que era la llave de una carrera publicitaria, económicamente sostenible, fija y segura. Las escuelas de Diseño gráfico inmediatamente relegaron a la aerografía hacia una técnica de ilustración como cualquier otra, y se encaminaron, realmente, hacia su verdadero destino; el mundo del diseño digital. La caída de la Torre de Babel aerográfico, parecía poner fin a una era en la que la tecnología era aerografía. Más bien, parecía que el futuro de las maquinas de escribir y el aerógrafo sería la misma, la chatarra.



En principio, el profundo interés en expandir vertiginosamente el mercado aerográfico para exprimirle el último dólar,  la violenta manera en que se vendió durante la década de los 80´s, contribuyó notoriamente a darlo a conocer en casi todos los rincones del planeta, era raro que alguien en esa época no supiera que era un aerógrafo, pero fue, indirectamente, esta manera de venderse, lo que lo empujó más rápido hacia aquel vació sin retorno, analicemos ¿Por qué?



Todos los que compraran un aerógrafo, y todos sus implementos, no les quedaba más remedio que ser autodidactas, porque durante los 80´s, la aerografía no tenía escuela. La forma de aprenderla, era a través de “alguien” que ya lo supiera. En tierra de ciegos, el tuerto es rey. Posteriormente, cualquier “hobbie” mal aprendido para pretender hacer dinero inmediato, terminaba tirado en el desván, porque maestros del aerógrafo, pocos.



La aerografía fue creada para hacer dinero, un ilustrador debía adquirir un equipo adecuado que representaba una inversión considerable, se volvió un hobbie muy caro que subía el costo de la luz, y no daba de inmediato los frutos que ponían sus empaques.



La aerografía la volvieron una moda, y como tal, al aparecer otra, aquella que tanto lucía también “pasó de moda”. Los ordenadores y los programas gráficos de ilustración, imitaban los efectos realistas, sin ensuciarse las manos y ahorrando más energía. Una nueva moda había llegadoa  todos los hogares.

Pintar artes finales para la publicidad, era todo lo que se conocía que un aerógrafo podía hacer, ya que no se usaba para nada más. Solo se hacían rotulaciones, degradados para montajes, o artes para discos de vinilo. El mundo de la aerografía era totalmente bidimensional. No existía un mercado que ofreciera algo lucrativamente mejor y diferente en ese momento. La deserción de aerografistas fue masiva en todo el mundo.



La falta de información y el costo de asesoramiento técnico en el uso de los aerógrafos, desmotivó a los consumidores a innovar otras alternativas. De hecho, las publicaciones sobre el tema aerográfico se obtenían solo por subscripción, no se expedían en tiendas o librerías, por lo que la información era muy escasa, poco certera.

La enseñanza quedó en manos de personas no aptas para responder a las necesidades de los aprendices, quienes al tener dudas e inquietudes diversas, no encontraron respuestas convincentes de los vendedores e instructores, que en vez de enseñar su arte, no eran más que vendedores de productos.



En vista de la grave situación económica que la industria aerográfica sufría, y pensando que algo debía hacerse al respecto. Las grandes casas fabricantes se reunieron para resolver y planificar las alternativas que justificaran la necesidad de hacer aerografía. Primeramente, quedó claro que el mundo de la publicidad ya no volvería a ser jamás, la alternativa rentable sostenible donde se enfocarían los intereses de la industria aerográfica, justamente, haberla tomado demasiado en serio fue la causa de la caída.

Desde 1988 una desusada manera de redecorar coches, había lentamente resurgido entre los moteros, camioneros y amantes de la kustomización en los Estados Unidos y algunos países europeos. La aplicación de la aerografía automotriz fue expandiéndose, sirviendo de palanca al próximo paso en la historia de aerografía, y que marcaría una innovadora manera de cambiar el destino aerográfico. Las aplicaciones tridimensionales de la aerografía, la harían positivamente volver a empezar, y de manera radical, hacerla huir del papel y saltar hacia las superficies metálicas, sintéticas, lisas, flexibles, impermeables, plásticas y adherir nuevos químicos, emulsiones, diluyentes y bases que facilitaran dichas aplicaciones sería un salvavidas muy esperado.



Podríamos decir que para 1993, la aerografía buscó otro rumbo, su propio camino, lejos para siempre de las agencias de publicidad, de aquel mundo de espectáculos y desfiles de pasarela. Un nuevo mundo se ponía a su disposición, con ayuda de la industria química para alcanzar superficies insospechadas, y nuevos efectos. !Que curioso universo estaba a punto de ser descubierto!, y pintado por los aerógrafos, como siempre ocurre con la aerografía; con ella siempre hay sorpresas y cuándo más la necesitas
puede pasar cualqueir cosa.



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