HISTORIA DE LA ILUSTRACIÓN FANTÁSTICA 1



Historia de la Ilustración Fantástica 1.




Compilada y redactada

Por José L. Parada C.

Director Action Art Europe

Escuela de Bellas Artes

Aerografía Profesional






Capítulo 1

Antes de las imágenes…Las letras.




Cuando cualquier amateur, principiante o curioso de las técnicas de ilustración figurativas, incluyendo por su puesto la aerografía, tiene la oportunidad de abandonar la reproducción de objetos, figuras y ambientes con los cuales aprendió la técnica, y se motiva a hacer algo por sí mismo o a su manera, lo primero que hace es copiar a otro artista que considera especial para aprender del él o porque le gusta, se siente atraído por un estilo de pintar o se apasiona por algo que representa un reto para mejorar, por las tradiciones nacionalistas de la cultura en la que vive, por la moda que rodea a la manada, o hacer lo que todo el mundo hace para formar parte del conjunto servil del consumo. El que rechaza ver otra cosa y solo hacía sí mismo, ya va por otro camino que poco tiene que ver con lo que expondré, aunque no pierde valor por eso.






Generalmente cuando nuestro aventurero decide hacer algo “diferente” o que nunca ha probado experimentar lo desconocido,  lo primero que apela es por pintar temas que pierden contacto con la realidad que lo rodea, le afecta o analiza, todo lo contrario, lo que “imagina” es algo que no es de este mundo aunque proceda de él, como sea que lo plantee es siempre una transgresión de la realidad, una especulación, inmediatamente lo pintado tiene que ver con un mundo posterior, extra terrenal, oscuro, transgresor, históricamente de un pasado supuesto y por lo tanto: “Fantástico”. 




Nunca sin sospechar, por su puesto, que el propio principiante no hace otra cosa que “liberar” sus anhelos, stress, agresividad, rencores, deseos y otros posibles “demonios internos”, es decir, lo que pintamos al principio no es más que un reflejo, un efecto de nosotros mismos, y de los “conceptos” que tenemos del mundo en el que vivimos, pero eso, ninguno de nosotros lo sabemos cuándo comenzamos, pero nos inquieta, solo ¡Queremos pintar algo espectacular! Que nos gane respeto, nombre, posición, y otras oportunidades.
 




Cuando no sabemos nada, o ni siquiera nos ocupamos de leer ni los periódicos o pocas tareas escolares, lo primero que viene a la mente son “imágenes”, historias empotradas del pasado, o cuentos que le habremos escuchado a alguien, incluso a los padres (los que tuvieron tiempo de leernos algún cuento) o que por cosas del destino, alguna vez leímos nosotros mismos cuando verdaderamente no teníamos nada que hacer. Entonces esas historias buscan salir y volverse a contar por alguna razón personal o desconocida. Solo nos gusta y la queremos hacer, nada más.





Cuando ya pasa un tiempo, y nos cansamos de pintar lo mismo, solo aquellos artistas imparables que necesitan más toman la iniciativa, es cuando por puro azar aquel que pinta sabe que debe encontrar: “otra fuente” que llene esa cabeza tan vacía, y entienda de dónde se alimenta una parte de la “creatividad”, si no,  lo más probable es que se quede bruto toda la vida haciendo siempre la misma cosa.





Cuando se coge un buen libro y se entra “en un mundo” el artista sabe cómo convertir sus historias en imágenes, y sus ideas en dibujos, el color y la técnica harán lo demás, entonces se hace “Arte”, y se sabe que antes de que las imágenes llenaran iglesias, cuentos, video juegos, películas y folletos, existió un argumento que las sustentó, las describió y armó toda la historia que fue su esqueleto o su base, y eso lo hicieron las letras, no el artista que lo pintó.




La Literatura.

Durante el siglo XX no se concretó el concepto exacto para ella, salvo el originado por el griego Litterae. La literatura forma parte de las Bellas Artes porque se le considera expresión estética, comparable a la Pintura y la Música. También se le considera “Arte” porque todas sus creaciones artísticas expresadas con palabras: No solo comprenden producciones poéticas, sino todas aquellas obras en que caben elementos estéticos. El infinito conjunto de manifestaciones pueden ser por países (literatura hispana, americana, griega, rusa), por épocas (literatura medieval, contemporánea, renacentista, barroca), por movimientos culturales, políticos o sociales (surrealista, creacionista, romántica), o por géneros (negra, infantil, ficción, fantástica) que es por donde entraremos nosotros.
 




Géneros Literarios.

Viajando hacia nuestro destino, nos metemos en los géneros hasta llegar a nuestra parada. Desde la descripción más “Platónica” entendible se dedujo que en la Antigua Grecia, la poesía abrió por su reproducción de la realidad la concepción inicial de: La tragedia, la comedia, la narrativa lírica, la épica y el drama.




Con los siglos, y lo que sobrevivió a la quema de la Biblioteca de Alejandría por los romanos, la Narrativa y la propia historia abrieron paso al Cuento y la Novela, que junto con la Teología, los dogmas paganos y judeo-cristianos, así como las trascendencias mitológicas “generaron” la Fantasía de donde se nutrió un género que sobrevivió hasta el presente.




El término “Fantástico” es realmente una vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales frente a un acontecimiento sobrenatural. Dicho término sirvió luego para definir innumerables discursos  en los que no se establece una demarcación neta entre el sueño y la realidad, lo cotidiano y lo sobre natural, la razón o la locura. 
Hay diferencia en lo fantástico antiguo y fantástico moderno.



Para nuestro próximo capítulo veremos ¿De qué van los genérenos y dónde comenzó lo fantástico a fantasear con sus artistas
                                    


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