AEROGRAFÍA SOBRE TARTAS Y PASTELES
AEROGRAFIA
SOBRE TARTAS Y ALIMENTOS.
EL FONDANT
HACÍA 25 AÑOS QUE SE HACÍA.
Compilado y redactado por
José L. Parada C.
Director fundador
Action Art Europe
Escuela de Aerografía y
Bellas Artes.
WWW.ACTIONART.ES.
La decoración de alimentos
con aerógrafo es una modalidad que apareció por primera vez en Norteamérica en
1989.
Las primeras aplicaciones se realizaron sobre pastillaje duro, el cual se
colocaba sobre la tarta a modo de
decoración acabada, la cual no se comía, era de simple quitar y poner, ya que
la necesidad de aplicar la aerografía para realizar un trabajo original que
resaltara la tarta y a la vez la aerografía que deslumbraba a los invitados y
por su puesto al homenajeado, no necesariamente estaba unida a la idea de
comérselo junto con todo lo demás.
Las primeras decoraciones
se valieron de las plantillas geométricas o recortadas para resolver las
figuras, se aplicaban los negros y luego los demás colores.
El pastillaje duro
fue innovador en su momento por la idea de decorar tartas con aerografía, pero
aquella primera superficie era algo parecido cuando se hace aerografía cobre papel
para acuarela, la pintura se expandía y el dibujo se veía con cierto esfumado,
no quedaba mal, pero la aerografía ya hacía cosas extraordinarias que se veían
limitadas en este caso por el soporte poroso y expansivo del azúcar comprimido
e incomible.
En 1990 se pretendió
decorar los pasteles directamente sobre el recubierto general blanco y cremoso,
que una vez seco y enfriado en congelador ofrecía cierta seguridad, ya que este
si era comestible pero igualmente era tan laborioso y complicado pintarlo con
aerógrafo que llegar a ser un artífice de la decoración de alimentos no se
compensaba con el dinero que se cobraba por hacerlo, de nuevo la opción se
desechó.
Cuando la era digital
inundó al mundo la cosa se complicó, ya que para resolver el realismo que
vendía las extraordinarias tartas que se llegaban a producir pegando impresiones impresas directamente del ordenador y personalizar no
tenían competencia.
La innovación fue lograr que una impresora casera de diseño
corriente pero especialmente diseñada y fabricada para esto colocara cartuchos de inyección de tinta vegetal comestible en lugar
de las tradicionales para papel, y sustituir el papel tradicional de pulpa de
madera o reciclable a uno adeherible con agua a base de arroz.
De esta manera, con un programa gráfico
simple cualquier foto retocada se imprimía directamente y se pegaba sobre la
tarta, lo único que este tecnológico método de comercio decorativo tiene en su contra es que el efecto psicológico en la
repostería es que se veía muy “seco”, es decir, pegar una foto sobre un pastel
y picarlo resultó con el tiempo algo muy impersonal, algo rápido que no poseía
la “ilusión de ver algo emocionalmente reconocible y que la tecnología no fue
capaz de sustituir, paradójicamente hablando la repostería vende por ser artesanía.
Pegar una foto directamente no poseía la magia que encanta
a la gente cuando admira un trabajo artesanal y dedicado con la simbología
afectiva que caracteriza a todo lo relacionado con el azúcar y los dulces en
mundo occidental, no se descartaron la impresiones en papel de arroz, pero no
llenaron un vació afectivo tan característico dentro de la repostería y su
culto a la personalidad, el amor, el compartir y el homenajear al alguien especial y en una ocasión única e irrepetible.
Lógicamente, la tarta estaba ahora recubierta de una
masa que servía de soporte para que el papel de arroz no se dañara, y esa masa
era el Fondant, que ya tenía años usándose para la decoración pero parecía que a nadie se le había ocurrido la brillante idea de usarlo como lienzo para pintarlo.
En 1992 cuando la industria
de los pigmentos revolucionó su propia química y generó otros con efectos
especiales, me refiero a colores nacarados, perlados, metalizados entre otros,
los pigmentos vegetales comestibles también se unieron a esta innovación, a fin
de no tener que aplicarlos exclusivamente a pincel, lograron sintetizarlos para
ser “atomizados”, ya se realizaban decoraciones bastante barrocas y
ornamentadas para eventos especiales y tartas de ensueño que ya le habían dado muchísimo mérito al arte de la decoración.
Aquellos artes
deslumbraban por su diseño, laboriosidad y sencillez de colores tradicionales,
referidos a bodas, banquetes y bautizos. Pero cuando experimentando se
descubrió que el fondant aceptaba ser pintado con aerógrafo y garantizar ser un
soporte bastante eficaz y resistente, las cosas comenzaron a cambiar, los
aerografistas se interesaron en curiosear este extraordinario soporte
comestible, y los pasteleros y reposteros se sintieron ansiosos de sacarle
provecho a su oficio con el curioso artefacto recibiendo formación para aprender más.
Recuerden que la aerografía es un oficio en constante cambio y evolución, nunca se sabe por dónde acabará haciendo sus cosas tan extraordinarias, por eso los reposteros no se lo pensaron dos veces y se pusieron manos a la obra.
Primeramente el fondant es
una masa comestible que se puede hacer de manera casera o comprar directamente
en tiendas de repostería
Una es derritiendo masmelos
o “nubes” en el microondas y amasar con azúcar glass y luego de conservar en
refrigerador y se puede amasar
O de manera más completa
preparándolo con:
Glicerina, glucosa,
grenetina, manteca vegetal, azúcar glas y agua.
El fondant se moldea de manera muy agradecida y se
pueden hacer verdaderas obras de artesanía y esculturas impensables para la
decoración de alimentos. La tarta debe estar fría, compacta y recubierta de
crema a base de mantequilla “bettun” o de crema Chantilly, de tal manera que
funcionen como pegamento del fondant y ofrezcan un sabor verdaderamente
delicioso al postre, según como el pastelero lo sepa hacer claro está.
Luego de resuelto todo este
paso de cocinar el bizcocho, prepararlo bien y recubrirlo con el fondat, viene
la guinda del pastel: Pintarlo con aerógrafo.
La maestría de conjugar
todos estos elementos adecuadamente dan como resultado algo realmente
extraordinario, digno de foto y recuerdo, concurso y premiación, ya que la
aerografía a contribuido a rescatar, mantener, sustentar y evolucionar a un
sector económico importantísimo y casero que pone de manifiesto la importancia
que la aerografía siempre ha tenido por contribuir tecnológicamente a lucrar
sectores económicos sostenibles y al alcance de quienes se reconocen capaces de
hacer algo más que sus rutinarias actividades.
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