HISTORIA DE LA ILUSTRACIÓN FANTÁSTICA 31

 

Historia de la Ilustración Fantástica 31

 


Compilada y redactada

Por José L. Parada C.

Director Action Art Europe

Escuela de Bellas Artes

Aerografía Profesional

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Capítulo 31

 


Los Artistas.

 


GO NAGAI

 


EL INVENCIBLE

 


Llegar alto y pasar a la historia ha sido desde siempre un sueño para artistas de lo fantástico, y sin duda en el siglo XX, al yo llamo: “el último siglo de los nombres”, los ha dejado marcados hasta ser borrados en su momento por los auténticos: “sin nombre”, los llamo así porque el fenómeno de la tecnología digital que tuvo su origen en la evolución de todos estos grandes artistas y sus innovaciones, creo una nueva ola de artistas emergentes que sin importarles mucho el renombre ni el reconocimiento, se abocaron a la búsqueda del dinero para vivir su vida sin darle a sus ambiciones un nombre que los pusiera en la lista de los No. 1.


Esa época de grandes nombres ha dado a paso a los: “ sin nombre”, ya que la gente quiere consumir más el trabajo que al artista, y a poco tiempo de haber colgado un buen trabajo vendido en los medios, inmediatamente saltan otros imitadores con la misma ambición, acabando con la supremacía del original.


 
Con Go Nagai difícilmente ocurrirá eso. Este genio innovador de la cultura nipona ha dejado una estampa eterna en toda una generación que ya ronda medio siglo, y cuyas figuras realistas y juguetes exóticos han superado la nostalgia de las series de los años 80´s para vivir de su propia imagen sin necesidad de justificarse en sus propia historias.

 


Más que detallar aspectos harto conocidos por todos sobre su vida profesional, ligada a toda su vida personal, esta máquina de trabajar simplemente hizo lo que le gustaba; Dibujar manga. Este fenómeno social exclusivo de la cultura japonesa dio un cambio brusco de la mano de aquel joven innovador, el cual simplemente “rompió” el esquema establecido por las normas del manga y dio un paso adelante, cosa que en el siglo XX se podía hacer.

 


Rápidamente fueron los consumidores los que dejaron  a sus opositores desarmados al contar las cifras de ventas, argumento lo suficientemente justificable como para no tener tiempo de entrar en polémicas en una época donde la luna ya no era el límite.


Luego de casi 50 años de la aparición de los robots comandados por uno o por una rebelde adolescente, en cuyas manos está el destino de la humanidad en nombre del Japón, jamás ha dejado de dejar de vender, ilusionar y estigmatizar a las 5 generaciones posteriores en ninguna de sus versiones, reinvenciones y evoluciones.

Las máquinas con inteligencia artificial han tenido su espacio a parte sin atentar con hacer desaparecer a las incontables sagas de Robots justicieros, amigos autistas de sus amos y amas pilotos.


El poder de los Robots justicieros han completado su camino de lucha eterna contra el villano megalómano enloquecido con la intervención de la conciencia “espiritual” de su piloto, formando un todo entre el hombre y su máquina, ilusión suficiente para haber innovado otra alternativa económica poco aprovechada en aquel entonces por Disney o Hanna Barbera: El muñeco.

La industria del juguete japonés ha sido siempre una vertiente millonaria mundial indiscutible del mundo occidental, incluso trascendente de la propia historia o serie que lo sostiene. El diseño, los esquemas, y su propia tecnología los han dejado claro a lo largo de los últimos 30 años, un fenómeno del coleccionismo del que poco se puede criticar.

Haber dado al manga y posteriormente al anime ( la manga “ comic” a la televisión o al cine) impulsó esta poderosa industria japonesa a competir duramente con Marvel entre muchos, colocándose a la altura de marcas japonesas renombradas a lo largo del tiempo.

Trabajo, trabajo y más trabajo.


Go nagai es reconocido a sus 75 años como una máquina de reinvención de sus propia historias, acoplando, acondicionando y renovando tanto sus propio conceptos originales como nuevas tendencias del mundo digital de la animación, el video juego y cuanta oportunidad se ha presentado en sus manos, con la meticulosidad que hace los japoneses lo que son en ese sentido.

¿Cuándo acabará?


Nadie lo sabe, en el futuro dependerá de la manera que su legado sea heredado y en las manos que tengan conciencia de la mina de oro que este genio invencible deja para su cultura y su industria.



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